A mediados de 1900, Silvano llegó desde Italia a la pampa. Con esfuerzo compró estas tierras y, por su hospitalidad, comenzó a recibir amigos en las primeras habitaciones de la estancia. Hoy, cuatro generaciones después, la casa sigue creciendo, con 25 cuartos y la misma esencia de siempre: un lugar para compartir, sentirse en casa y disfrutar de cada momento.